jueves, 28 de marzo de 2013

Chipre: una lección nueva para todos







Chipre es una isla enclavada al sur de Turquia, cercana a las costas de Israel, Líbano y Siria.
Dividida en dos desde la ocupación turca del norte de la isla en 1974, es el más claro ejemplo
de la imposible convivencia cristiano-musulmana y de paso, del imposible futuro de Europa
con una Turquía musulmana de 100 millones de habitantes en su seno.
Con dos enormes bases militares británicas en la parte griega, reminescencia del caducado y
trasnochado Imperio Británico, la parte sur de ls isla, la griega, es dede el 2004 miembro de
la Unión Europea.
Desde entonces, Chipre ha estado funcionando como pseudo-paraiso fiscal, en el cual han
echado raíces las inversiones y llegada de dinero procedentes de los magnates rusos.
Tras el hundimiento de la economía de Grecia, el sector bancario chipriota, principal fuente
de ingresos de los habitantes de la isla, y dada su exposición a la deuda griega, se vino abajo,
precisando un rescate por parte de las autoridades monetarias de la Unión Europea.
Este rescate para un país con una población de 1,1 millones de habitantes ha sido fijado en
10.000 millones de euros, de cuáles, las autoridades chipriotas deben aportar la mitad más o
menos.
La gran novedad de este rescate, muy influenciado por las peculiaridades económicas de la
isla y su tamaño, ha sido que ahora no serán los ciudadanos de otros países los que tendrán
que hacer el esfuerzo a través de sus impuestos para sacar de la crisis a los endeudados.
Se ha establecido que todos los depósitos bancarios superiores a 100.000 euros tendrán que
perder un 30%, una quita que ha molestado especialmente al gobierno de la oligarquía rusa,
y ha encendido las íras de la población autóctona, acostumbrada a vivir por encima de sus
posibilidades amparándose en una moneda fuerte que ellos y otros no se responsabilizan en
sostener.
Y es que lo moralmente justo, a pesar de las voces de esa izquierda trasnochada del sur de
Europa y sus acólitos de centroderecha acostumbrados al gasto público en propio beneficio,
es que estos rescates se paguen, con independencia de la responsabilidades interiores en
cada país, a través de un sistema equitativo, ya que nos es lógico que un ciudadano belga
por ejemplo tenga que pagar la deuda de un banco chipriota que perdió dinero de un ruso
que para colmo no es ciudadano de la Unión Europea.
El reto ahora de Chipre es encontrar un nuevo modelo de economía con la que salir de esta
crisis, que por fuerza, mientras sean miembros de la UE, no será la basada en un sistema de
bancos de inversión que exponga por la volatilidad de los mismos a la fortaleza del euro.
Y será dificil, ya que Chipre al igual que todo el sector sur de la UE, se han convertido en
"enganchados" a la "droga" de la deuda pública como perfectamente los ha definido algún
economista, y sus ciudadanos siguen pensando que los derechos y beneficios obtenidos en
la época anterior al estadillo de esta crisis económica y bancaria en la UE son intocables.
Con Chipre se han dejado de socializar las perdidas y estas se han casi privatizado, aviso
a navegantes de que no todos los demanes van a ser resueltos por la solidaridad de aquellos
a los que con tanta fuerza luego se denosta.
Ahora la cleptocracia rusa tendrá que buscarse un nuevo sitio donde llevarse los millones
que con voracidad extraen de la sangre de los pobres ciudadanos de la Gran Rusia, los que
antes cantaban puño levantado el himno de la internacional, y ahora tras dejar el comunismo,
se llevan ese puño repleto de billetes al bolsillo.
Y es que como pasa en China, es increíble lo fácil que un comunista se pasa del marxismo
al capitalismo más salvaje.
¿No es cierto, camarada Putin?

Salud camaradas.