Desde el inicio de la crisis económica que nos asola en estos tiempos, han sido no
pocos los análisis, diagnósticos y teorías que se han vertido sobre las causas de la
misma y sus responsables, desde interiores hasta exteriores.
Ya es sabido por todos, a pesar del sesgo y lectura ideológica que se haga por cada
uno de nosotros, que la crisis como si de una marea se tratase, al bajar ha dejado
al descubierto un imponente problema sistémico en España, desde una instituciones
gubernamentales profundamente corrompidas, hasta unos bancos asentados en las
peores praxis posibles desde un punto de vista financiero.
Detenerse uno en el trasnochado y arcáico discurso de la extrema izquierda, a la que
se está uniendo ultimamente y por razones electorales y estadisticas el PSOE, no es
lo más recomendable para la búsqueda de soluciones que acaben con la lacra del
mayor problema que está dejando la crisis, el drama del desempleo.
Como decía un amigo, los problemas de dinero se arreglan con dinero, y yo iría un
paso más allá y refrendaría eso con sentenciar que los problemas económicos de
una sociedad capitalista se solucionan con recetas capitalistas.
Ya se dió cuenta Deng Xaoping que el comunismo no daría properidad a su pueblo
y transformó la economía intervencionista estatalizada en una de las más dinámicas
y expansivas economías de mercado del planeta.
El periodo de expansión crediticia auspiciado por la enorme burbuja inmobiliaria,
con la anuencia de la clase política, los banqueros y por qué no, de los ciudadanos,
han traido como consecuencia del estallido de la misma y de la crisis de las subprime
americanas, con el consiguiente colapso del mercado interbancario mundial, una
aguda y profunda crisis del sistema bancario español.
En la economía capitalista occidental, los bancos son los encargados de hacer fluir
el dinero hacia la economía real, las empresas y las personas.
A través del crédito se ponen en marcha la producción y el consumo, bases del
crecimiento, y con él, de la prosperidad de las personas, y como no, el sostenimiento
de eso tan cacareado por las izquierdas y afines llamado estado del bienestar.
Sin un saneado y eficiente sistema bancario no se pueden realizar transacciones e
inversiones, ya que repito, los bancos son los encargados en nuestro sistema de
hacer llegar a la economía real el dinero que ponen en circiulación los bancos cen-
trales, pagar lo comprado y cobrar lo vendido en el mundo.
Al haber quebrado la mayoría de pequeños y medianos bancos, sin contar las muy
politizadas cajas de ahorro a raíz del hundimiento inmobiliario, estaba claro que lo
primero que se debia realizar, y en esto no falló el PP, era reestructurar el sistema y
la deuda bancaria española, de tal manera que se pusieran las bases para que el
crédito volviese a fluir y con el mismo, la recuperación económica.
El problema radica en que una vez obtenidos los fondos para el saneamiento, nos
encontramos con que el dinero no llega a las empresas y al consumidor, debido
entre otras causas, a que con ese mismo dinero, los bancos se ven "obligados" a
comprar deuda pública del estado, la otra pata podrida de nuestro sistema y el
de muchos otros socios comunitarios.
Un caso que retrata a la perfección esta situación de falta de financiación para
las empresas es el de El Corte Inglés, una de las mayores empresas españolas,
que se ve en la necesidad de emitir deuda propia al no tener acceso a créditos
de entidades financieras en España.
Este artículo les ayudará a entender mejor la situación:
El Corte Inglés: el simbolo de una banca sin dinero un pais sin futuro
Ahora debemos entender, aún siendo necesario un mayor control, que la banca
es un pilar de nuestra sociedad, un motor del crecimiento, y por que no, de la
sostenibilidad de un sistema de vida que ya quisieran para si los habitantes de
muchos rincones sin futuro del planeta.
El nuevo camino marcado por las locomotoras de Europa, basado en dotarnos
de una mayor competitividad en un mundo globalizado, y sobre todo, como ha
declarado recientemente Angela Merkel, "el final del bienestar a crédito" y que
"que cada país solo puede vivir de aquello que economiza", desbaratan todas
las demagogias de esta izquierda acostumbrada a pacer en el dinero de otros
que pretende el "gratis total", de la sanidad de alta calidad para todos, de una
educación costosa, de alcanzar la propiedad sin pagar por ella, pero sin decir
cómo vamos a sostener todo este tinglado que esta crisis se ha encargado de
poner con el culo al aire.
Los bancos son un mal necesario y es obligación de los gobernantes que estos
se gestionen con reacionalidad y sin cometer los desmanes del pasado reciente.
Otra cosa será la depuración de las responsabilidades de los que han gestionado
y quebrado el sistema bancario, y eso incluye a la casta política corrupta.
Y el que nos venda la moto del socialismo del siglo XXI, decirles que no todos
podemos permitirnos el lujo de ser bolivarianos...nos falta mucho petróleo para
ello y economías capitalistas que nos lo compraran para mantener un "paraiso"
subvencionado.
Salud camaradas.